negocio canicas

 

 

UN NEGOCIO DE CANICAS

Así funcionan las acciones. 

En este artículo intentaremos explicar cómo funcionan las acciones siguiendo con la analogía que empleamos el mes anterior para explicar cómo funcionan los bonos.

 

Imaginemos que tenemos 50 canicas y queremos montar un negocio para competir en las carreras del colegio, pero necesitamos 100 canicas y alguien que compita. Para obtener las otras 50 canicas nos asociamos con Pedro, el chico con personalidad volátil que siempre nos hace ofertas por nuestros activos, y para competir contratamos a nuestro amigo Juan, el mejor jugador de canica del colegio.

 

Esto, amigos míos, es una empresa vista de manera simple, y la participación que tenemos de la misma son acciones. Nosotros tendremos un 50% del negocio, Pedro otro 50% y Juan será nuestro empleado, utilizando las 100 canicas para competir en nuestro nombre y recibiendo una canica por partida como sueldo.

 

¿cuánto vale este negocio?

 

Es sencillo entender que, si en el negocio hay 100 canicas, por lo menos debería valer eso, porque si cerráramos hoy eso es lo que recibiríamos nosotros y Pedro. Pero esa valoración no está teniendo en cuenta que vamos a usar esas canicas para jugar y que Juan gana casi siempre.

 

Por lo tanto, la valoración mínima sería 100 canicas, pero ahora habría que tener en cuenta cuantas canicas gana Juan por partida y cuantas partidas puede jugar por curso. Pongamos que gana 2 canicas por partida de media y que Juan cobra de sueldo una canica por partida, es decir, Juan gana neto 1 canida en cada partida ,y que juega 100 partidas por curso, ¿cuánto vale ahora nuestro negocio?

 

Pues es difícil saberlo, pero lo que si sabemos es que a final de curso tendremos las 100 canicas iniciales y otras 100 canicas que ha ganado Juan[1], por lo que la empresa debería valer 200 canicas en caso de cerrarla a final de curso.

Cuanto creamos que valen hoy esas 200 canicas de final de curso depende de muchos factores, pero el caso es que, si la empresa tiene hoy 100 canicas y se puede saber con cierta seguridad que a final de curso tendrá 200, parece claro que hoy vale más de 100 y menos de 200 canicas.

 

Otro punto importante es cuanto consideramos que puede durar el negocio, porque si dura diez cursos valdrá más que si solo dura uno. En caso de durar más de un curso la empresa podría valer hoy incluso más de 200 canicas porque se descuenta no solo que va a valer 200 a final de curso, sino que a final del curso siguiente podría valer 300, y el siguiente 400, y así sucesivamente[2].

 

Lo importante del ejemplo no son los números en sí, sino entender que el rango de escenarios posible es mucho más amplio que con los bonos. En el ejemplo de los bonos sabíamos que pasara lo que pasara lo máximo que se iba a recibir eran 100 canicas. Sin embargo, aquí el rango no está limitado, ¿qué pasa si en vez de 1 canica por partida de media Juan gana 3?[3], o al revés, ¿qué pasa si aparece un jugador mejor que Juan y en vez de ganar 1 canica por partida de media gana solo 1 canica cada 10 partidas?[4].

 

Igual que con los bonos, lo complicado empieza cuando introducimos a Pedro en la ecuación. Si ya en el ejemplo del mes pasado Pedro nos ofrecía precios tan dispares por un préstamo que iba a pagar 100 canicas seguro a final de curso, imaginaros los precios que nos ofrecerá esta vez.

 

Si Juan encadena una racha de 5 partidas ganando 2 o 3 canicas, Pedro pensará no solo que es sostenible, sino que por qué no va a ganar incluso 5 o 6 canicas por partida y nos ofrecerá un precio altísimo al que podremos venderle nuestro 50% o comprarle su 50%.

 

Si Juan pierde 5 partidas seguidas, entonces Pedro pensará que algo ha cambiado, que Juan va a seguir perdiendo y que cada día que pase la empresa tendrá menos canicas y valdrá menos, desesperado por salir cuanto antes puede llegar a ofrecer un precio inferior al de liquidación.

 

En este ejemplo, como en la realidad, el valor real de la empresa fluctúa porque las canicas que gana Juan no son siempre constantes, pero la fluctuación no es muy alta porque a lo largo de 100 partidas la media sí que es constante. No obstante, dichas fluctuaciones se ven amplificadas por la extrapolación de las mismas por parte de Pedro y eso provoca que el precio al que está dispuesto a comprarnos nuestro 50% o vendernos su 50% de participación fluctué mucho más que el valor real.

 

Por lo tanto, tal y como dijimos el mes pasado, en nuestras manos está conocer bien el valor real de lo que hemos comprado y no remitirnos a Pedro como referencia del mismo. Si lo hacemos así, podremos aprovecharnos de Pedro[5] cuando queramos, dado que él siempre va a darnos un precio al que podremos comprar o vender, independientemente de cuantas veces le ignoremos.

 

La otra conclusión importante es entender por qué, generalmente, los precios de las acciones fluctúan más que los de los bonos: el rango de valores posibles es mucho mayor y eso provoca que se pueda debatir mucho más sobre su valor real.

 

[1] 1 canica ganada por cada una de las 100 partidas que ha jugado

[2] Juan gana para la empresa 100 canicas por año, por eso el número de canicas que hay en la empresa aumenta de 100 en 100 cada curso que pasa

[3] Esto supondría que al final del primer curso la empresa tendría 400 canicas en vez de 200, porque ganaría 300 canicas por curso

[4] Esto reduce el número de canicas que tiene la empresa al final del primer curso a 110 y la hace mucho menos rentable, porque ganaría solo 10 canicas por curso

[5] El mercado

 

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