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QUÉ TIPOS DE CUENTAS CORRIENTES EXISTEN

 

Sin ningún género de duda una cuenta corriente es la herramienta financiera más utilizada por los usuarios bancarios. Pero tipos de cuentas corrientes hay muchos. Si bien es cierto que existen características comunes entre ellas, hay que destacar que cada tipo cuenta con especificaciones propias. Todo pasa por cuál sea el objetivo con el que abrimos esa cuenta, qué uso queremos o, mejor dicho, necesitamos darle. Por lo general, una cuenta corriente la utilizaremos para domiciliar una nómina, comprar alimentos, pagar un recibo, etc. Pero como decimos, hay muchos tipos y debemos asegurarnos de elegir la que realmente cubra nuestras necesidades.

Tipos de cuentas corrientes


Hay que dejar claro que una cuenta corriente es un contrato entre entidad bancaria y cliente. El banco queda obligado a mantener el saldo disponible y el cliente se compromete a depositar una determinada cantidad de dinero. Se trata de un vínculo contractual adquirido entre ambas partes en base a una serie de términos acordados previamente.

No debemos olvidar que una cuenta corriente es un producto que combina la operatividad que ofrece con una serie de requisitos, comisiones y condiciones específicas. Además, las encontraremos con funciones concretas a fin de cubrir ciertas necesidades financieras. Así, verás que unas están diseñadas para jóvenes, otras para domiciliar ingresos, otras para mantener saldos importantes durante un plazo de tiempo, etc.

Dicho esto, pasamos ya a ver los tipos más comunes de cuentas corrientes:

Cuentas remuneradas. Va implícito en su nombre: una cuenta que nos aporta cierta remuneración por mantener nuestro saldo depositado en ella. La característica principal de este tipo de cuentas es que ofrecen mayor rentabilidad durante un periodo inicial. Ese plazo es fijado por la entidad y suele ser de entre tres y cuatro meses, máximo. Después, la rentabilidad puede bajar, por lo que deberemos tener esto en cuenta antes de dejarnos convencer por suculentas ofertas.

Cuentas nómina. Bonificaciones, descuentos y otras ventajas financieras suelen ser elementos comunes entre las ofertas que veremos de cuentas nómina. A cambio, tendremos que domiciliar nómina u otro tipo de ingresos, como una prestación por desempleo, pensión, un subsidio, una renta, mes a mes. Por lo demás, es una cuenta corriente con la que podremos realizar la operativa bancaria habitual (ingresar y sacar dinero, transferencias, pagos, etc.).

• Cuentas de ahorro. Son aquellas que ofrecen una rentabilidad en base a unos intereses pactados previamente por confiar nuestros fondos a la entidad. A diferencia de un depósito bancario, se trata de un producto líquido. Esto quiere decir que nuestro dinero estará siempre disponible. A la hora de abonar los intereses encontraremos que pueden ser a tipo fijo o variable. En el caso del fijo se aplica una TAE invariable durante el plazo de duración del contrato. Por el contrario, el tipo variable estará siempre referenciado a un índice referencial y la rentabilidad dependerá de la fluctuación de este. El plazo de abono de intereses suele ser anual, aunque también veremos que existe la opción de hacerlo de forma mensual o trimestral.

Cuentas para empresas y autónomos. La mayoría de bancos disponen de cuentas especialmente diseñadas para empresas y autónomos. La diferencia con el resto es que suelen contar con mayor margen de crédito y ofrecen acceso a depósitos a corto plazo.

• Cuenta joven. La operativa es muy similar a la de una cuenta corriente común. La diferencia principal es que se trata de una cuenta enfocada a satisfacer las necesidades financieras de un público más joven. De hecho, un requisito habitual es que el titular cuente con una edad entre 18 y 26 años. Promociones, descuentos y tarjetas regalo son algunas de las ventajas ofrecidas a los clientes junior.

Características principales de este tipo de cuentas

Una cuenta corriente es un depósito a la vista donde el cliente tiene ingresado su capital pudiendo disponer del mismo en cualquier momento, siempre que lo necesite. Además, este producto bancario cuenta con algunos rasgos que los diferencian claramente de otros como los depósitos a plazo, por poner un ejemplo.

Veamos cuáles son las características más importantes de una cuenta corriente.

1. Liquidez absoluta. Este es su rasgo más característico. El dinero de la cuenta siempre estará disponible, pudiéndolo recuperar en cualquier momento. Sin que eso suponga algún tipo de penalización o comisión.

2. Producto bancario simple. Es una cuenta cuyo funcionamiento es muy sencillo y no hace falta ser expertos financieros. Aunque siempre recomendamos leer atentamente el contrato de este y cualquier otro producto bancario. Únicamente destacar que, aunque no es lo más común, si ofrecen cierta retribución es importante informarnos detenidamente sobre las condiciones, plazos y comisiones.

3. Uso de tarjetas. Por lo general, contratar una cuenta corriente da derecho al cliente a utilizar tarjetas de débito y/o crédito. Lo más habitual es que lleven asociada una de débito para sacar dinero o comprar solamente cuando se disponga de saldo en cuenta.

4. Domiciliaciones. Otro rasgo común hace referencia a la operativa. Estas cuentas permiten la domiciliación de nóminas, así como la de recibos que pagamos mensualmente, como los suministros, móvil, internet, suscripciones, letras…

5. Comisiones. Esto es algo que depende de cada entidad financiera, pero es muy importante no dejarlo en el olvido. Algunas cuentas corrientes pueden incluir comisiones a cambio de prestar determinados servicios, por ello, como siempre te decimos, lee con detenimiento todas las condiciones antes de contratar una cuenta.

Ya sabes, si estás buscando abrirte una cuenta, esperamos haberte ayudado a identificar los tipos de cuentas corrientes más habituales. Te animamos a consultar las diferentes cuentas que ofrecemos en EVO Banco y si te surge cualquier duda, ¡llámanos!