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CRUASANES DE CHOCOLATE Y SANGRE EN LAS CALLES

22/08/2019

 

Estás en una fiesta, te acercas a la mesa de comida y conforme te vas acercando ves cruasanes con bolitas negras y, al más puro estilo Homer Simpson, piensas: “Buaaaaaaaa, cruasanes de chocolateeeee” a la vez que empiezas a babear. Sin fijarte mucho coges el cruasán, te lo llevas a la boca y descubres por el sabor que no era chocolate, que eran pasas… 

 

Seguro que a todos los que nos gusta mucho el chocolate nos ha pasado algo parecido alguna vez. No es que no te gusten las pasas, pero es que tú prefieres el chocolate y ya te habías hecho a la idea de que ibas a tomar chocolate.

 

Está claro que las expectativas que tenemos de algo alteran totalmente cómo lo experimentamos. Por eso es tan importante tener las expectativas correctas en la vida. A todos nos ha pasado, si piensas que una peli va a ser la mejor del año y luego es simplemente buena, sales decepcionado, si pasa al revés sales emocionado.

 

En los mercados las expectativas son tan importantes como en la vida. Los precios a los que cotizan las empresas, o sus bonos, no solo reflejan lo que pasó en el pasado y lo que está pasando ahora, también reflejan lo que la gente piensa que va a pasar en el futuro, sus expectativas.

 

Es por eso por lo que cuándo la gente piensa que una empresa va a ganar un 50% más y luego va y gana “solo” un 40% más, la acción cae.

 

¿Una empresa gana un 40% más y su acción baja?

 

La razón la encontraremos en las expectativas, si el precio descontaba un 50% más, sobre ese precio realmente es como si la empresa hubiera ganado un 10% menos.

 

Esto es lo que vuelve complicados a los mercados, son como las casas de apuestas. Es bastante fácil saber que Nadal o Federer van a ganar casi todos sus partidos, pero eso ya lo sabe todo el mundo, por eso las casas de apuestas no te pagan casi dinero por apostar a su favor.

 

Del mismo modo, en los mercados no es muy difícil saber cuáles son las mejores empresas y cuáles son las que más van a crecer, pero generalmente eso está descontado en el precio. Lo difícil es saber exactamente lo que descuenta el precio y si la empresa lo va a hacer mejor o peor que eso.

 

Lo que sí podemos saber es que cuando las expectativas son muy altas, las empresas van a tener que cumplir dichas expectativas solo para quedarse al mismo precio. Como si en el cole te suben el nivel del aprobado de un examen de 5 a 8 sobre 10, tienes que estudiar más para el mismo resultado, aprobar.

 

Por el contrario, cuando las expectativas son muy bajas, las empresas con hacer un poquito van a superarlas, como si bajan el nivel del aprobado de 5 a 2 sobre 10.

 

Por eso ocurre, de manera un poco contraintuitiva, que los mejores momentos para invertir son cuando todo pinta mal y viceversa. Y en esto se basan muchas de las máximas de los mejores inversores.

 

Así, siempre ha sido un lema de la familia Rothschild que tienes que comprar cuando hay sangre en las calles. Eso no es porque el desorden haga que las cosas suban, sino porque el desorden hace que la gente baje sus expectativas al mínimo y te venda las cosas baratas.

 

También por eso Warren Buffett siempre dice: “Se codicioso cuando el resto sea temeroso y temeroso cuando el resto sea codicioso”.

 

 

 

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