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LOS CANTOS DE SIRENA

23/10/2018

 

En nuestra última newsletter hablábamos de una parábola taoísta y de cómo mantener la calma ante los vaivenes del mercado nos permitiría tomar mejores decisiones.

 

No obstante, tenemos comprobado que, quizás, mantener la calma es demasiado complicado para muchos de nosotros; y eso nos lleva a nuestra siguiente historia: Ulises y las sirenas.

 

En su camino de vuelta a casa tras la guerra de Troya, Ulises pasa cerca de una isla donde habitan unas sirenas cuyo canto irresistible, maravilloso y envenenado provoca que los hombres queden poseídos y acaben estrellando su barco y ahogándose.

 

No obstante, Ulises, que conocía este peligro porque se lo había advertido Circe, decidió tapar los oídos de todos sus marineros con cera para que no pudieran oír el canto y atarse él al mástil para poder oírlo, pero no poder actuar.

 

El premio Nobel de economía de 2017, Richard Thaler, utiliza esta historia en su libro Nudge para explicar cómo las decisiones que tomamos cambian mucho en función de si las tomamos en caliente o en frío.

 

Por ejemplo, si pensamos fríamente, a principio de semana, la hora de vuelta de esa boda a la que vamos por compromiso, siempre va a ser mucho antes que si nos lo preguntan durante la misma, cuando ya llevamos algunos brindis.

 

Del mismo modo, Ulises no habría tenido la fuerza de voluntad para atarse si ya hubiera empezado a escuchar el canto de las sirenas.

 

Como podéis imaginaros, este instinto de actuar impulsivamente cuando estamos en caliente es beneficioso en determinados contextos, pero generalmente no en el contexto del dinero y los mercados.

 

En general, todos tenemos ambos estados, y siempre pensamos que cuando tomamos una decisión en caliente lo hacemos de manera menos impulsiva de lo que pasa realmente y de ahí vienen nuestros problemas.

 

En cambio, el granjero de nuestra anterior newsletter simplemente no tiene estado caliente, siempre está en estado frío tomando decisiones racionalmente.

 

Ulises, por su parte, reconoce que tiene ambos estados y que en caliente actuará de manera poco óptima, por lo que planifica y deja atado, en frío, lo que va a hacer cuando esté en caliente.

 

Es difícil decidir quién es más racional

 

Si el granjero, que es capaz de actuar racionalmente viendo a muy largo plazo y suavizando su reacción a la volatilidad; o Ulises, que es tan racional que asume que no podrá aguantar la tentación y decide atarse al mástil.

 

¿Cuál sería la diferencia entre el granjero y Ulises en su gestión patrimonial?

 

Pues siguiendo con el ejemplo del rebalanceo de la anterior newsletter, el granjero decidiría rebalancear en función de su análisis de la situación, sin importarle el momento, dado que su estado de ánimo es inmune a lo que esté pasando en el mercado y por consiguiente su análisis siempre va a ser objetivo.

 

En cambio, Ulises dejaría decidido a priori en que momento rebalancear, si cuando las acciones pesen un 55%, cuando pesen un 60%, etc. Y evitar así tomar la decisión en caliente.

 

Por lo tanto, la clave es conocerse a uno mismo y saber si eres el granjero taoísta capaz de mantenerse impasible ante los vaivenes del destino o el racional Ulises que prefiere tomar las decisiones, a priori en un momento de calma, y posteriormente atarse al mástil para quitarse de en medio.

 

Para concluir, os dejamos con una reflexión que podéis discutir en las redes sociales o en la boda del fin de semana: si el mismísimo Ulises pensó que no sería capaz de resistir a los cantos de sirena, ¿quiénes somos nosotros para pensar que podremos mantener la compostura en la próxima burbuja/crisis y no caer en la tentación de comprar/vender en el peor momento?

 

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