coleccionista

 

 

LOS COLECCIONISTAS

18/01/2022

 

Seguramente el tema más tratado en los “¿Qué pasa en el mundo?” del 2021 ha sido el alto grado de especulación que había en distintas partes del mercado.


Uno de los casos que nos hizo comentarlo fue el de GameStop, cuya acción pasó de 17 dólares a 350 dólares, para luego bajar rápidamente a 40 dólares. No obstante, esta no es toda la historia, dado que la acción pasó el resto del 2021 por encima de los 150 dólares. Esto nos lleva a preguntarnos:


¿Estábamos equivocados cuando hace un año decíamos: “Lo cierto es que participar en la especulación como si las acciones fueran sardinas de trading es una buena forma de arruinarse”?


Puede que sí, pero un año es un plazo corto como para juzgar en los mercados. Como decía John Maynard Keynes: “el mercado puede permanecer irracional más tiempo de lo que tú puedes permanecer solvente.”


Por eso, en vez de reconocer nuestro posible error, vamos a ampliar nuestra teoría sobre los especuladores para incorporar una nueva perspectiva, la de los coleccionistas.


Veamos primero las diferencias entre los activos de inversión y los objetos de coleccionista, porque lo más probable es que acciones como las de GameStop hayan dejado de ser acciones que compras por sus beneficios económicos y hayan pasado a ser objetos de coleccionista, cosas que tienes no por los beneficios, sino porque te gusta tenerlas.


Estos objetos de coleccionista siempre han existido. Entre sus integrantes encontramos miembros honoríficos como el arte y miembros junior como los cromos. La novedad es que ahora parece que acciones como las de GameStop también han sido admitidas al club.


El principal problema de los objetos de coleccionista es que no generan beneficios económicos periódicos. Esto no quiere decir que no tengan beneficios, los tienen, pero no son económicos sino intangibles. Esto hace que sea difícil estimar su valor y que este pueda fluctuar aún más que el de un activo de inversión. También hace que podamos perder mucho dinero si la gente deja de valorarlos como objetos de coleccionista y pasa a valorarlos como activos de inversión.


Además, en los activos de inversión el paso del tiempo nos puede salvar aunque nadie quiera comprárnoslos[1]. Por ejemplo, si tenemos un piso que nos genera una rentabilidad del 10% por alquiler, da igual que nadie quiera comprárnoslo, porque cada año que pase ganaremos un 10%. En los objetos de coleccionista esto no pasa, porque no generan dinero mientras los mantienes en tu poder.

 

Diferencia entre un coleccionista y un especulador.


Una vez entendida la diferencia entre un objeto de coleccionista y un activo de inversión, podemos entender la diferencia entre un coleccionista y un especulador. Esta diferencia no se ve en sus actos, dado que puede que ambos compren las mismas cosas. La diferencia se ve en la motivación de dichos actos. El especulador lo hace para ganar dinero, mientras que el coleccionista lo hace por el placer que le produce completar y aumentar su colección.


El especulador está comprando algo esperando que alguien pague más aunque no lo valga, en un proceso similar al del juego de la patata caliente. Igual que en este juego, nadie sabe a quién le va a tocar, pero en algún momento alguien va a tener la patata en la mano y le va a explotar. Al coleccionista no le importa que le explote la patata caliente, porque no lo hacía por dinero. Al especulador sí.


El problema no es ser especulador. El problema es cuando pensamos que somos coleccionistas y realmente somos especuladores. Es muy fácil ser coleccionista cuando lo que coleccionas no para de subir de precio. Es otra cosa muy distinta serlo cuando no para de bajar. Por eso es tan importante tener claro a qué estamos jugando.


Mucho nos tememos que en el mercado actual hay muchos más especuladores que coleccionistas, por mucho que ellos digan lo contrario[2]. También nos tememos que muchos de estos supuestos coleccionistas se darán cuenta de que no lo eran realmente cuando los precios de sus “cromos” bajen[3].

 

 

[1] Esto es cierto en términos agregados, hay muchas empresas que todavía no generan beneficios y que igual nunca lo harán.

[2] Toda esta reflexión también aplica bastante bien al mundo cripto.

[3] El lema de esta gente es que tienen “manos de diamante”, es decir, que sus manos están hechas del material más duro del mundo y que nunca van a vender por mucho que bajen sus “cromos”. Ya veremos.

 

 

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