karate

 

 

¿TIENES CLARA TU ESTRATEGIA DE INVERSIÓN?

23/03/2021

 

O tú karate hacer sí, o tú karate hacer no

Señor Miyagi: “¿Tú listo?”

Daniel-san: “Pues…supongo”

Señor Miyagi: “Daniel-san, tú y yo hablar.

Tú vas carretera.

Vas lado derecho, seguro.

Vas lado izquierdo, seguro.

Vas medio, antes o después, tú (sonido de aplastar) aplastado igual que uva.

Karate misma cosa.

O tú karate hacer sí

o tú karate hacer no.

Tú karate hacer supongo,

(sonido de aplastar) igual uva.”

“The Karate Kid” (1984)

 

Cualquier aficionado a los deportes de equipo sabe que todos en el equipo deben tener claro a qué están jugando. Si el entrenador ha decidido que van a marcar al hombre y a mitad de partido un jugador decide romper filas, el equipo suele acabar igual que la uva de la historia del señor Miyagi y con el entrenador gritando: “¿A qué estamos jugando?”.

 

El problema no es tanto que la estrategia sea buena o mala, sino que seguro que será la peor estrategia posible si no la aplican todos consistentemente.

 

¿A qué estamos jugando nosotros?

 

Es evidente que nosotros creemos que lo mejor es invertir con un horizonte temporal de largo plazo, comprando periódicamente conforme vamos ahorrando. No obstante, lo más importante es tener claro a qué estamos jugando, porque lo peor que podemos hacer es seguir nuestra estrategia y dejarnos influir por los que están aplicando otras. 

 

Para alguien que especule con precios diarios, comprar acciones de una empresa quebrada puede tener sentido, porque sabe que las va a vender antes de que termine el día. No las compra porque piense que la empresa vale más de lo que está pagando por ella o que la economía crece en el largo plazo, sino porque cree que se las va a vender a alguien por algunos euros más en menos de 2 horas.

 

Los problemas vienen cuando los inversores de largo plazo vemos a los especuladores haciéndose ricos temporalmente y empezamos a crear historias para justificar los precios: que si esa empresa va a cambiar el mundo, que si esa otra ha inventado una nueva forma de curar el cáncer, etc. El especulador tiene clarísimo que las acciones para él son sardinas de trading, somos los inversores de largo plazo los que olvidamos de vez en cuando que ese no es nuestro “juego”.[1]

 

Si como inversores de largo plazo empezamos a jugar al juego de los especuladores, lo que pasa es que cuando termina el día y no hemos ganado dinero, en vez de vender como haría un buen especulador, pensamos: “no pasa nada, mientras no venda no pierdo, la economía crece a largo plazo”. Por desgracia eso aplica a la bolsa en agregado, no a cada acción individualmente y mucho menos a las que tienen los precios inflados por los especuladores.

 

Por lo tanto, no podemos olvidar la lección del Señor Miyagi. O invertimos a largo plazo o especulamos, pero si vamos por en medio terminaremos aplastados como una uva[2]. Por eso siempre insistimos en que, si no podemos evitar especular, tenemos que hacerlo en una cuenta separada, porque de esa forma no perderemos de vista a qué estamos jugando.

 

 

[1] Nota para los más técnicos: esto también aplica a los estilos de inversión. Por ejemplo, si la estrategia de un gestor es comprar compañías de calidad, entonces tiene que dejarlas crecer y ser un poco más insensible a su valoración en el proceso. Si es de comprar empresas baratas aunque sean peores, las tiene que vender y cambiar por otras baratas cuando la valoración se ajuste, porque no son buenas. Ambas estrategias han tenido éxito históricamente, el problema viene cuando los de la otra estrategia han tenido más éxito recientemente y el gestor se olvida de lo que está haciendo y compra cosas buenas, pero las vende pronto; o compra cosas malas, pero no las vende cuando suben.

[2] Y realmente si especulamos también, pero al menos sabremos por qué nos han aplastado.

 

 

 

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