El barco de Teseo y la inversión

26/12/2023

 

La leyenda cuenta que el barco de Teseo era un barco al que sus tripulantes fueron cambiando poco a poco todas y cada una de sus piezas conforme se rompían.

Esta leyenda llevó a filósofos como Heráclito y Platón a preguntarse: ¿sigue siendo el mismo barco o estamos ante un barco distinto?

Esta paradoja aplica a muchas cosas en la vida. Por ejemplo, nadie duda de que solo hay un Real Madrid, pero los jugadores, entrenadores y demás empleados van cambiando con el tiempo. El Real Madrid es el mismo, pero a la vez no es el mismo. Igual que el barco de Teseo.

 

¿Aplica la paradoja de Teseo a la inversión?

 

Mucho. Aplica a nivel de empresa individual. Por ejemplo, la Telefónica de hace 50 años no se parece en nada a la de ahora.

Aplica a nivel de cada fondo de inversión. Si cambia todo el equipo gestor y el estilo de gestión de un fondo, su comportamiento futuro será muy distinto al del pasado, aunque el fondo mantenga el mismo nombre[1].

También aplica a nivel de índices. La composición de los índices va cambiando con el tiempo, conforme unas empresas crecen y otras entran en declive. Por ejemplo, el peso de Telefónica en el Ibex 35 ha pasado de más de 25 % en el año 2000 a menos de 5 % en el año 2023. Por lo tanto, el efecto en el Ibex 35 de una caída del 10 % de Telefónica es mucho menor hoy que hace 23 años.

 

¿Cómo ha cambiado el S&P 500[2] a lo largo del tiempo?

 

Contestar “mucho” sería quedarse corto, como demuestra el gráfico de la evolución mensual del peso del sector tecnológico en el S&P 500[3].

 

El peso del sector tecnológico en el S&P 500 ha pasado de un mínimo del 7 % a un máximo del 33 % en 30 años y la diferencia sería mucho mayor si los que lo calculan no hubieran movido algunas empresas tecnológicas a otros sectores por el camino.

Esto ocurre a nivel sectorial, pero el concepto de la paradoja de Teseo es parecido a las muñecas rusas, que te encuentras lo mismo conforme vas abriéndolas. Por ejemplo, dentro del propio sector tecnológico tenemos el mismo efecto que el del gráfico, dado que el peso del subsector de software ha subido mucho a la vez que bajaba el de fabricantes de equipos. Incluso dentro de cada subsector pasa lo mismo, como hemos visto con Telefónica y el Ibex 35.

Es decir, el S&P 500, igual que el barco de Teseo, igual que el Real Madrid, mantiene su nombre, pero su composición cambia constantemente.

Esto hace que los estudios de lo que ocurrió en el pasado cuando la inflación hizo esto o el petróleo hizo aquello puedan ser engañosos. Por ejemplo, que el petróleo llegue a cotizar a precios negativos, como pasó en 2020, no afecta igual al S&P 500 cuando el sector energético tiene un peso del 16 % en el índice como tenía en verano de 2008, que cuando tiene un peso del 2 % como tenía en 2020.

Tal y como pasaba con el barco de Teseo, nuestra cartera, los índices y muchos otros activos financieros, siguen siendo nuestra cartera o teniendo el mismo nombre que antes. No obstante, que se llamen igual no quiere decir que sigan siendo los mismos.

 

 

[1] Otro ejemplo es un fondo de pequeñas compañías que aumenta mucho sus activos bajo gestión. El fondo mantiene el nombre, pero su nuevo tamaño no le permite invertir en el mismo tipo de compañías, porque son demasiado pequeñas para él.

[2] Una vez más usamos el S&P 500 porque es el que más datos tiene y porque EE. UU. representa más del 60% de la capitalización bursátil mundial.

[3] Fuente: Elaboración propia con datos de Morningstar.

 

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