inflacion-vs-deflacion

 

 

INFLACIÓN FRENTE A DEFLACIÓN

17/02/2023

 

Nada como empezar bien un día. El resto del día se ve de otra forma. Mejor aún si en vez de un día es un año, que es lo que parece que le ha pasado al Señor Mercado, que ve todo más bonito.

 

¿Esperaba todo el mundo que enero de 2023 fuera tan bueno para los mercados financieros?

 

Ni mucho menos, todos los que se atrevían a opinar sobre el mercado decían lo mismo: la primera mitad de año va a ser complicada y en la segunda vendrá la recuperación. Aunque todavía pueden tener razón, deberían saber que: “es difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro”.

Pero es que la prensa tiene que hablar de algo. Por eso ahora habla del techo de deuda de EE.UU., que es una pantomima sobre la que no tenemos nada que añadir a lo que ya comentamos la última vez. En el frente que sí importa, que es el de la inflación, los datos que van saliendo apuntan a que la inflación está bajando por la retroalimentación negativa que ya comentamos hace unos meses y que afecta a los suministros.

Además, desde el punto de vista energético y europeo, nos ha venido muy bien que hayamos tenido unos meses menos fríos de lo esperado. Salvo que quisieras esquiar en navidades, claro.

No obstante, todavía es pronto para cantar victoria, porque no está claro si se ha asentado también la retroalimentación positiva entre subidas salariales y subidas de precios. La combinación de ambas cosas hace que los bancos centrales sigan preocupados y subiendo tipos, pero menos.

Todo esto nos lleva a una pregunta razonable:

 

¿Por qué bajaron tanto los tipos de interés los bancos centrales si le tienen tanto miedo a la inflación?

 

Porque le tienen todavía más miedo a la deflación y para entender por qué, tenemos que volver a nuestras queridas retroalimentaciones.

Cuando nosotros compramos algo en una tienda, nuestro dinero pasa a ser del dueño de la tienda, él usa ese dinero para comprar otra cosa y así sucesivamente. Cuánto más rápido se mueva el dinero de un sitio a otro, más crecimiento habrá en la economía.

Cuando hay deflación, la velocidad a la que se mueve el dinero baja, porque todos esperamos a que bajen los precios para hacer nuestras compras, como cuando esperamos a las rebajas porque empiezan en un mes. Cuando hay inflación[1] ocurre lo contrario, actuamos como durante las rebajas con el miedo de que suban los precios en breve.

La deflación congela el motor que retroalimenta la economía y hace que deje de moverse. Por el contrario, un poco de inflación lo engrasa. El problema viene cuando la inflación hace que el motor se pase de revoluciones.

Por lo tanto, los bancos centrales caminan en la fina línea entre engrasar la economía mucho o poco. Lo que pasa es que su control sobre ese camino es similar al que tiene un niño de 3 años dibujando una línea recta, intenta ir en la dirección correcta, pero recto, lo que viene siendo recto, no dibuja[2].

 

 

[1] Una consecuencia de esto y otra razón para preferir la inflación es que la inflación aumenta los ingresos por impuestos que tienen los gobiernos, pero no aumenta su deuda y eso hace que se reduzca su deuda sobre PIB.

[2] De hecho, muchas veces los bancos centrales ni siquiera van en la dirección correcta.

 

 

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