crisis bancaria

 

 

La crisis bancaria no es una opción para los reguladores

05/05/2023

 

“¡Quiero mi dinero!” – grita Charlie, rodeado de una muchedumbre preocupada por la seguridad de sus ahorros.

“Charlie, tú tienes una idea equivocada, crees que tengo el dinero en una caja fuerte.” – dice George Bailey, el protagonista de la película, interpretado por James Stewart.

“El dinero no está aquí, está en la casa de Joe, junto a la tuya; en la casa de los Kennedy; en la de la señora McLee; en centenares de casas. Vosotros les prestáis el dinero para construir y ellos os lo devolverán en cuanto puedan. ¿Qué vais a hacer, llevarlos a la ruina?” – continúa George.

En esta escena de la preciosa película “¡Qué bello es vivir!”, el director, Frank Capra, refleja muy bien el pánico que hizo quebrar a miles de bancos en EE.UU. en los años 1930.

Seguro que estas escenas han vuelto a la cabeza de muchos en los momentos más inciertos de marzo. Momentos en los que muchos nos preguntábamos:

 

¿Cómo puede quebrar un banco tan rápidamente?

 

Porque los bancos dependen de la confianza y la confianza cuesta mucho conseguirla y muy poco perderla.

Un banco toma depósitos de sus clientes y los usa para dar hipotecas y préstamos a 5, 10, 20 o más años. El problema es que los clientes pueden retirar sus depósitos en cualquier momento y, si lo hacen todos a la vez, el banco no podrá devolverles el dinero a todos. No porque su dinero haya desaparecido, sino porque: “Esta en la casa de Joe y en la de…”.

Incluso un banco bien gestionado como EVO Banco depende de que sus clientes confíen en él, porque para realizar su negocio tiene que usar dinero de los demás. Si EVO Banco solo prestara su propio dinero, daría igual que nadie confiara en él, porque no tendría que devolvérselo a nadie. No obstante, en ese caso no podría ofrecer hipotecas a los precios a los que las ofrece.

No nos engañemos, todos nos beneficiamos de este sistema, incluso los que no tenemos hipotecas. No obstante, este sistema solo funciona si todos confiamos los unos en los otros. Es una versión moderna del “Fuenteovejuna, todos a una” de Lope de Vega en el siglo XVII.

¿Por qué no actuamos siempre como el pueblo de Fuenteovejuna y se producen retiradas masivas de depósitos? Porque, aunque como grupo lo mejor para todos es confiar, individualmente nos interesa proteger nuestros intereses y, en cuanto vemos que hay gente retirando dinero, entramos en el modo primitivo de “tonto el último”.

 

¿Puede volver a haber una crisis bancaria como la de los años 1930 que haga quebrar a miles de bancos grandes?

 

No hay nada imposible, pero casi seguro que no. Alguno estará pensando: “Eso es una predicción, ¿no dices siempre que: “Es difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro.”?”

Si, pero en este caso sí podemos, porque sabemos por qué quebraron tantos bancos en los años 1930 y las medidas que implementaron los reguladores a raíz de eso. Igual que después del 11-S pasó a ser mucho más difícil usar un avión como arma, después de los años 1930 pasó a ser mucho más difícil que haya un pánico bancario masivo. Esto no quiere decir que no pueda quebrar algún banco, sino que su quiebra será como la de cualquier otra empresa y no provocará la quiebra en cadena de otros bancos. No solo por la creación del Fondo de Garantía de Depósitos[1], sino también porque las autoridades son mucho más conscientes del riesgo que tiene permitirlo.

Un ejemplo de esto es lo que ha pasado con el Silicon Valley Bank, en el que la mayoría de clientes eran empresas y tenían en la cuenta mucho más de los 250.000€ que les cubre su Fondo de Garantía de Depósitos, que es algo que seguramente no deberían haber hecho. Cuando esos clientes empezaron a ser conscientes de las pérdidas que tenía el banco en sus inversiones en bonos del gobierno americano[2], empezó el flujo de salida y una cosa llevo a la otra y desembocó en pánico. Al final, los reguladores han decidido salvar a todas estas empresas y garantizar también sus depósitos.

Si el caso de Silicon Valley Bank ya es especial, el caso de Credit Suisse lo es todavía más. La gestión del banco suizo llevaba demasiados años dejando mucho que desear y el regulador suizo ha organizado un matrimonio obligado con UBS para quitarse el muerto de encima.

Ambos casos son pruebas recientes de que los reguladores tienen muy claro que el pánico bancario no debería ser una opción y por eso están siempre atentos con la manguera para apagar cualquier fuego que surja. De ahí que una repetición de lo que vivimos hace 90 años no sea ni probable ni esperable.

 

[1] En España, todo el dinero que tenemos depositado en el banco hasta 100.000€ está protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos. En EE.UU. esa misma garantía cubre hasta 250.000€. Además, el dinero que tenemos en acciones o fondos de inversión suele estar segregado del banco y, por lo tanto, libre de riesgo en caso de quiebra.

[2] Estas pérdidas las iban a recuperar con el tiempo. Habían comprado bonos de gobierno a 10 años a tipos bajos y ahora el precio de los bonos había bajado para ajustarse a los tipos más altos del mercado. Este efecto de los tipos en los precios de los bonos es independiente del hecho de que no hay duda de que el gobierno americano les va a devolver su dinero dentro de 9 años.

 

 

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